Diario de Lucky terremoto.


Nació el 30 de marzo de 2012
Es un labrador retriever color chocolate de ojos avellanas
Este es el diario de mi perro, ahora cuenta con dos años y ocho meses, y en principio haré un resumen de todo lo que he vivido con él durante todo este tiempo y espero que les pueda servir de ayuda a todo el que viva más o menos las mismas experiencias.
Lo vi y me enamoré de él, y con apenas dos mesesitos entró en mi vida.
Era una bolita de pelos muy suave, y lo más bonito que había visto en mi vida, no me cansaba de mirarlo.


En un principio hubo que enseñarle donde orinar y hacer la caquita. Para ello puse en un rincón varios periódicos y cada vez que hacía pis allí o caca jugaba con él y le daba fiesta.
Lo sacaba muchas veces al día, le daba un pequeño paseo de unos cinco minutos y lo alentaba a hacer sus necesidades; comprendí muy pronto que tenía un perro muy listo, ya que en muy poco tiempo dejó de hacer pis o caca en casa.
Lo que no me esperaba, era que fuera tan enérgico, y que me tuviera todo el día pendiente de él; sinceramente pienso que era hiperactivo.
Cuando me descuidaba, me lo encontraba con su carita dulce y tierna; pero miraba a mi alrededor  y:  todo deshilachado, el peluche tuerto, etc…

Cuando tienes un cachorro es muy importante darle una buena educación, imprescindible para una buena convivencia tanto en tu casa como en la calle.
Primero que nada, le enseñé las órdenes básicas:
-         Que acudiera a mi llamada.
-         Sentarse.
-         Quedarse quieto.
-         Tumbarse.
-         Caminar a mi lado.
Realmente no me fue muy difícil, aunque eso de caminar a mi lado sin tirar de la correa me parecía tarea imposible, de hecho me costó bastante tiempo conseguirlo.
Siempre está dispuesto a salir a la calle.

Al salir a la calle durante algo más de un año, me resultaba desesperante, ya que me tiraba mucho de la correa y hará un año le hago agility con unos profesionales de este deporte y he visto como hubiera conseguido que caminara a mi lado correctamente;  yo me metía en todas las páginas de internet que te mostraban como enseñarle a caminar sin tirar de la correa y ninguna me dio resultado; le compré distintos tipos de collares para dominarlo mejor y con el de pinchos lo conseguí, no es que me gustara, pero solo lo utilicé para conseguir que fuera a mi lado sin tirar y luego se lo quité.
Hoy día lo llevo con un arnés chulísimo.


Practicando agility, he visto como han enseñado a otros cachorros a caminar a su lado y viéndolo creo que es fácil; cuando empieces con las salidas vete a un terreno o parque y llévate una riñonera con bastantes premios, colócatela en la zona donde vas a llevar a tu perro y en principio da un paso y premia pegadito a tu pierna, sigue repitiéndolo una y otra vez sin desfallecer, poco a poco estarás dando muchos pasos y premiándolo y el perro irá pendiente de tí sin tirar.
También es muy importante, además de pasear el jugar con tu mascota.
En mi caso las pelotas son la obsesión de Lucky, y es feliz jugando con ellas.

Reconozco que en un principio fui muy constante con su aprendizaje, obteniendo muy buenos resultados, pero cuando llegó a los siete meses aproximadamente, con la pubertad, vinieron otros problemillas consecuencia de sus hormonas; cuando salíamos a la calle iba olisqueándolo todo con la nariz pegada al suelo y marcando territorio haciendo pis en todas partes, cuando nos reuníamos varios con nuestros perros hacía por montarlos aunque no parecía tenerlo muy claro, ya que los montaba por la cabeza, afortunadamente sin problemas ya que es muy juguetón y esa conducta dominante en lucky no era muy duradera; estudié los pro y los contras de esterilizarlo y me quedó muy claro que lo haría cuando no afectara en ninguna forma a su crecimiento, con lo que esperé a que cumpliera el año para esterilizarlo.
Aquí está poco antes de esterilizarlo, le encanta ponerse en el sofá patas arriba con esos huevitos que ahora solo son pellejitos.

Al año llegó el momento de castrarlo y eso hicimos, fuimos a la clínica veterinaria y le operaron, es una operación muy sencilla apenas unos puntitos que solo tenías que evitar que se los pudiera chupar y una pastillita al día pa que no se le infestara, con lo que le pusimos el collar isabelino para que no pudiera tocarse, fueron unos días en los que luchaba continuamente con el collar y estaba muy nervioso, pero pasó y le quitaron sus puntos muy bien.
Afortunadamente, al menos en mi caso, lucky no cogió peso, claro que le reduje un poco la comida y con el agility al menos tres días a la semana le doy bastante ejercicio.
Su carita es siempre muy expresiva, y tras la esterilización se ha vuelto mucho más tranquilo.

 A día de hoy os digo que estoy contentísima de haberlo esterilizado, se tranquilizó bastante, no volvió a tener conductas de montar a otros perros, no marca territorio, no se escapa, no se reta a otros machos por dominancia, y en consecuencia mi tranquilidad es mayor, además se centra más en mi persona.
Con Lucky no tengo ningún problema a la hora de bañarlo ya que le encanta, pero a la hora de secarlo es otra historia…
Le encanta jugar con los aspersores de los jardines, como estén funcionando, acaba empapado.
La ducha le encanta y en verano se mete muchas veces y se sienta mirando a la alcachofa esperando que le caiga el agua.

Es muy curioso, algo miedoso y muy sociable tanto con las personas como con los animales, y debo decir que tengo un gran perro; no le ladra a nadie y se acerca a todas las personas y perros para conocerlos.
Pero con diferencia, es muy glotón, y pidón; el pan y los picos son su perdición.
Se distrae muchísimo mirando a través de la ventana.


En casa tengo la suerte de que Lucky a día de hoy no coge nada que no sea suyo.
Le tenemos prohibido el subirse a la cama, sin embargo le dejo subirse al sofá y que se acurruque conmigo, cada quien en su casa decide las reglas que quiere que se cumplan yo prefiero disfrutar de su calor.
Aquí está en su rinconcito del sofá, donde siempre se queda dormidito cuando no le prestamos atención.


En casa suele pasar la mayor parte del tiempo dormido, y se porta muy bien.
Le damos dos veces de comer, en la mañana sobre las ocho, y por la noche también a las ocho, de esa forma solo se pone pesadito pidiendo su comida a esas horas en particular.
Nunca le he dado sobras de comida, siempre come pienso para perros, el que le doy es un poquito caro, pero vale la pena, ya que mi Lucky goza de una salud excepcional, y tiene un pelaje brillante y fuerte.
Además esos piensos ayudan a que tengan una buena digestión; no tirándose muchos peitos, (que por cierto son apestosísimos); las cacas son duras, fáciles para recoger y no muy pestosas.
Tiene la costumbre de cruzar sus patas delanteras, y me hace mucha gracia.
Es un amor, siempre te saca una sonrisa y suelo llevarlo conmigo a todas partes, a diario nos desplazamos en coche para visitar a mis padres y para ir a cualquier parte, ello nunca a sido un problema, ya que desde el principio lo acostumbré a viajar en el coche, empezamos poco a poco, con trayectos cortos y para ir exclusivamente a algún lugar que le encantara, como pudiera ser el parque de perros, hoy día también lo llevamos a la playa que recientemente han habilitado para los perros, disfruta muchísimo y le encanta ir en coche.

Como es natural, hay que cumplir la ley y las normas de seguridad vial, por ello cuando viaja en el coche va con un arnés sujeto a la presilla del cinto de seguridad del coche, también le coloqué unas barras para que no pusiera su cabezota en el espaldar de los asientos y así no molesta a nadie que pudiera ir sentado en los asientos traseros.



Aunque en esta foto lo veas con un collar, antes de empezar la marcha se lo cambié por el arnés, nunca debes de atarlo al collar, de hacer una frenada muy brusca podría hacerse mucho daño.


Mi gran Lucky ya tiene tres años, y con los años es más tranquilo, y te va conociendo mejor, con lo cual te parece que es más inteligente, y que está más al cuidado de agradarte, sin embargo, no creáis, que a dejado de ser nervioso, juguetón, y aunque me duela reconocerlo, a día de hoy no he conseguido que vaya a mi lado con la correa a mi paso sin tirar, es una tarea pendiente que se me está costando muchísimo, pero no voy a desesperar, algún día conseguiré que vayamos al mismo paso; aunque debo reconocer que no puedo salir a dar paseos largo con la correa, con lo cual me limito a ir con él a algún sitio que le guste mucho y jugamos un buen rato.




Lo que más me gusta de mi perro, es como me recibe al llegar a casa y como te demuestra día a día lo fácil que es ser feliz, nosotros los humanos no alcanzamos la felicidad por mucho que nos empeñamos, y es que no sabemos reconocer las cosas buenas que tenemos a nuestro alrededor, debemos de fijarnos mejor en nuestro pequeño amigo, a lo mejor aprendemos la lección más importante que se pueda aprender en la vida, vivir lo mejor posible y valorar todo lo bueno, expresar nuestra alegría sin barreras.







No hay comentarios:

Publicar un comentario